Amo el fútbol, de niño siempre quise ser futbolista profesional, recuerdo que ver una pelota rodar en cualquier lugar era el pretexto perfecto para ir tras de ella y patearla hacia una portería, incluso, imaginaria. En varios momentos de mi vida llegue a tener el registro de los resultados de la liga nacional por semana. Esto siempre estuvo acompañado de las "cascaritas" con los cuates en la colonia, o donde fuera. Comencé a aprender del juego a los diez años y luego, cuando tuve la oportunidad de jugar, simplemente lo hice. Me fue bien, a los dieciocho años jugaba para un representativo de la UNAM, en el que en ese año fuimos campeones de una de las ligas amateurs más imprtantes del Valle de México, y subcampeones de un torneo en una universidad privada, creo que fui segundo lugar en la lista de goleo, de ahí nos seleccionaron a seis para jugar con las reservas del Atlante, quienes conocen esta historia recordarán los factores que me hicieron considerar la situación y no aceptarla, el resultado fue que me decidí por la escuela.
Desde entoces sólo he jugado ocasionalmente, en ligas de soccer y futbol rápido, me sigue apasionando ver un buen juego por la televisión y con poca frecuencia asisto a los estadios, donde la fiesta del balompié se convierte en una experiencia única.
Conforme han pasado los años, si bien mi pasión por este deporte no ha cambiado, cada vez más estoy consciente del papel polítco y social, económico y cultural, que tiene un deporte que es capaz de paralizar durante dos horas a casi toda una nación.
Incluso he escrito al respecto, justo hace un año, para Palabras Aparte, con motivo del número dedicado a este deporte en el contexto de la celebración de su justa internacional más importante: el mundial de Sudáfrica. Aquí el link por si les interesa: http://inicio.palabrasaparte.com/index.php?option=com_content&task=view&id=170&Itemid=73 Por supuesto es una visión crítica en el mismo sentido de este Psycho.
Así, hoy he decidido ocupar este espacio para hablar de futbol, porque me parece que, si bien debemos disfrutar de los juegos de finales de este fin de semana, también debemos ver los aspectos extradeportivos que los rodean y que desde mi punto de vista afectan al deporte pero también nuestra realidad.
Es un hecho que el futbol es el deporte nacional. Lo es porque es el que tiene mayor número de seguidores, una liga profesional más que rentable, estadios construidos ex profeso para jugar futbol, audiencias televisivas y radiofónicas aseguradas -inclusp ahora hasta por internet se puden ver juegos en vivo- que permiten una posibilidad infinita de exposición a los anunciantes/patrocinadores, porque genera millones en ganancias; pero también lo es porque genera expectativas entre los aficionados, es al mismo tiempo un factor de distracción y una válvula social. Es pues, no sólo un deporte, sino también es un espectáculo.
Y como espectáculo directivo de masas y de millones de dólares, calendario y a veces hasta resultados son susceptibles de manipulación. Ha sucedido en países con ligas de primer nivel, así que para el caso de la liga mexicana, la duda es razonable, sobre todo si analizamos algunos casos relacionados con el poder.
Así, hoy es el partido de la final de la liga mexicana entre Pumas y Monarcas. El primero, el equipo de la Máxima Casa de Estudios, que se mantuvo en primer lugar hasta la última fecha cuando lo derrotó su más odiado rival, el América, en C.U., en un partido dónde no sólo no lo eliminó, sino que perdió el primer lugar general, el invicto en su estadio y por el único marcador que no los enfrentaba en la fase de luguilla -una etapa en la que hacía mucho tiempo no se veía clasificar juntos a los cuatro equipos considerados grandes por tener una afición nacional y no regional (América, Chivas, Cruz Azul y Pumas), un 0-2 para el olvido pues Pumas quién sabe a que jugó. Ya instalado en la siguiente fase, el rival fue Monterrey, quien defendía el título y que en su estadio le puso un "baile" a los Pumas que recibió tres goles pero alcanzó a meter uno. En el juego de "vuelta" en Ciudad Universitaria, un Pumas necesitado de dos goles, salió a la cancha a pasar por encima de un Monterrey que inexplicablemente salió a la cancha a hacer acto de presencia al grado de parecer que sólo esperaba que le anotaran los tantos y se acabara el partido, como efectivamente ocurrió. Ya en la semifinal, las Chivas y los Pumas nos han brindado un espectáculo digno de caulquiera de las mejores ligas del mundo.
Por su parte Morelia, le ganó a un América que parce que sólo sirve para consolidar impuestos reportando sus pérdidas al corporativo al que pertenece, que por lo demás reporta excelentes ingresos, en el Azteca, y le concedió 20 minutos al equipo de Coapa en Morelia, para llegar al marcador deseado, es decir salió, como el Monterrey a hacer acto de presencia, sin embargo, al América no le alcanzó el gas y después del minuto veinte, los Monarcas los arrollaron. Después en el juego con el Cruz Azul, por alguna extraña razón, los cementeros no golearon a los Monarcas en el Estadio Azul. En el juego de vuelta, los Cementeros salieron a perder el partido contra un equípo, no hay que olvidar, oriundo de la misma entidad de la que es originario Felipe Calderón.
El día de hoy, comienza el primer juego de una final donde para llegar a ella, sucedieron muchas cosas raras en un país que necesita distraerse de la masacre que está sufriendo.
Me parece a mi, que así no es el Futbol...
---Alexred---
P.S. Desafortunado el humor negro de Calderón el día de hoy:
"Déjeme le cuento -dijo a Peter Greenberg, en entrevista en Las Vegas, Estados Unidos- yo vi a miles, miles de spring breakers en México divirtiéndose y tengo entendido que los únicos shots que recibieron eran de tequila, a muchos de ellos y nada pasó, me han contado eso gente de confianza".