miércoles, 2 de noviembre de 2011

De una prometedora democracia al fracaso estrepitoso...

El año de 1976 fue clave para el sistema político mexicano, pues en ese año comenzaron a realizarse una serie de reformas políticas que a la postre desquebrajarían la maquinaria que diseñó Plutarco Elías Calles, perfeccionó y consolidó el general Lázaro Cárdenas, se afianzo social y culturalmente durante los años del milagro económico mexicano, y que para esta época mostraba ya una muy fuerte decadencia política y hasta moral.

La apertura paulatina de espacios en el Congreso de la Unión a miembros de la oposición en un primer momento, y después el acceso a cargos de elección popular que significaban la oportunidad de gobernar directamente a considerables porciones de la población, necesariamente significó la pérdida gradual del control que caracterizó al sistema político mexicano mediante la simbiosis Jefe de Estado/jefe de partido; a través de la cual el presidente en turno se convertía en el eje principal del que dependían la supervivencia política de funcionarios de gobierno, el acceso a cargos públicos de elección o de designación, la permanencia en los mismos, así como el acceso a los recursos que los mismos cargos generaban, y que permitía al ejecutivo federal un control total del aparato estatal cuyos funcionarios de alguna u otra manera le debían el cargo.

El proceso fue siempre forzado por la oposición desde diversas trincheras así como por la propia decadencia gubernametal, e impulsado por el gobierno ante la necesidad de legitimación nacional e internacional. Así, se llegó al punto de remover gobernadores priistas para dar paso a miembros del Partido Acción Nacional; también el PRI fue perdiendo espacios en el Congreso de la Unión hasta que en 1997 perdió la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y el control de la Capital ante el partido representante de la izquierda mexicana.

La lucha democrática logró arrancar los procesos electorales de la esfera del Ejecutivo y logró lo creación de un instituto que se dejaría al control de cudadanos sin filiación política, que fungiría como autoridad electoral junto con un órgano jurisdiccional independiente (que después pasaría a formar parte del Poder Judicial de la Federación).

Asimismo, la ciudadanía en general, parecía interesarse más en los procesos políticos al mismo tiempo que los medios de comunicación lograban liberarse del control que el Estado ejercía sobre ellos.

Finalmente, después de 70 años de gobierno de partido único, en el año 2000 la presidencia de la República es ganada por un partido diferente (PAN) y en 2006 el PRI se quedó por primera vez como una muy disminuida tercera fuerza política.

El profundo cambio político suscitado en esos treinta años, sirvió para instalar una competencia política pacífica sin precedentes (aunque sin con momentos muy complicados como en el periodo 89-91 y en el 94)en la historia nacional, que dio la posibilidad, al menos en lo formal, de que la ciudadanía sin distingos pudiera participar en ella.

Así, el PAN se arrogó "un triunfo cultural" en el que, según uno de sus más prominentes ideólogos -y me parece que el último-, todos los actores habían optado por la democracia como vía para cambiar el sistema y la izquierda gobernaba ya importantes plazas a lo largo del territorio nacional.

Sin embargo, el triunfo de Fox en las elecciones presidenciales, si bien ofreció la continuidad del proyecto económico lanzado a principio de los años ochenta, lejos de significar la parada final del largo proceso de transición y reforma políticas y el inicíó de un nuevo estadio democrático, devino un retroceso en el proceso que llevó al debilitamiento y deteriorio en la imagen de las instituciones electorales, así como en el daño estructural de la institución presidencial y del papel que ésta debe ejercer como poder público, y del sistema político en general, que ha permitido que emerjan diferentes actores provenientes del ámbito político y económico no sólo nacional, para llenar esos espacios que no ha podido ocupar el Ejecutivo desde entonces.

Esto ha traído como resultado una especie de impasse estructural/institucional en el que la clase política, cada vez más alejada de la población, lucha por el poder sin ofrecer un proyecto que permita  reactivar el proceso democrático por lo menos desde dónde se rompió la línea continua de poco menos de treinta años, (peor aún, se plantea una vuelta más atrás con el planteamiento de la claúsula democrática).

El conflicto poselectoral de 2006, la lucha contra el crimen organizado (eufemismo de guerra contra el narco), la parálisis legislativa en el Congreso federal, el alto nivel de violencia, así como la escandalosa corrupción e impunidad que le acompaña son resultado directo de esta situación que no puede ser calificada de otra forma más que como un escadoloso fracaso democrático e institucional.

---Alexred---

P.S.

Me pregunto dónde están ahora las loas que Ciro Gómez Leyva hacía sobre Humberto Moreira como miembro -según él- de esa nueva generación de priistas ganadores...