lunes, 1 de agosto de 2011

La fórmula Juárez "Justicia y gracia".

En el mundo de la política -la académica y la real- y en el del derecho, se suele hablar de la frase atribuida a Benito Juárez que dice "A los amigos justicia y gracia, a los enemigos justicia a secas".

Si bien la frase seguro responde a una necesidad de la época la cual no voy a discutir ahora -a pesar, incluso de mi consideración acerca de la importancia del contexto- , a la luz del tiempo, estoy cierto que no podría ser menos afortunada, pues es motivo de atropellos y distingos que se supone, ninguna autoridad debería tener para nadie.

El diccionario de la Real Academia de la Lengua define a la gracia, en la acepción a la que nos referimos, como:
  1. Don o favor que se hace sin merecimiento particular; concesión gratuita.
  2. Perdón o indulto de pena que concede el poder competente.
Existe, en el caso de la segunda acepción, la facultad que tiene el Ejecutivo para indultar a uno o varios individuos del castigo que por violar la ley se hayan hecho acreedores, pudiendo pasar o no por el veredicto de un tribunal competente, como por ejemplo, una amnístía a guerrilleros, o en un caso extremo pero también real, el indulto a la pena de muerte, cuya pena puede ser conmutada; recuerdo rápidamente, el caso de unos militares en el sexenio de Fox que fueron condenados por un tribunal militar con una sentencia que ordenaba su ejecución de acuerdo con las leyes castrenses, que recibieron el indulto del entonces presidente y su castigo fue cambiado por otro

Pero también existe esa visión muy arraigada en el grueso de la sociedad, en la que tener amigos "influyentes" puede ser sinónimo de búsqueda de impunidad o de acceso a favores especiales que permitan lograr desde una aparentemente inofensiva simplificación de algún trámite administrativo, hasta acciones para lograr una sentencia favorable, un contrato o en casos más graves, perjudicar de manera permanente a un adversario o enemigo.

En cualquiera de los casos, la gracia entendida como favor personal atenta contra cualquier concepto de justicia del que podamos hablar, y más allá, es generadora de corrupción, lo que necesariamente rompe con el tejido social ya que, al basar los valores en la cultura del favor por encima de la de la ley se atenta contra el desarrollo de la misma, pues una sociedad que no es capaz de generar el respeto por el estado de derecho, está condenada a fracasar, debido a que este vicio establece desigualdades de origen que incluso van en contra de la conformación del mismo Estado occidental, burgués y liberal que se estableció a partir de la revolución francesa basado en la igualdad jurídica (y que actualmente ya está rebasado, así de mal estamos). 

Esta reflexión viene a cuento, a propósito de dos cosas; primero, la reiterada tesis aquí planteada acerca de que somos una sociedad en general corrupta, lo cual hay que modificar; y la segunda, porque ante el estado en el que se encuentra el país, es urgente un cambio de rumbo, de estrategia, que nos generen resultados diferentes a los que actualmente se tienen en la mayoría de los rubros.

En el contexto en el que nos encontramos, de violencia y de lucha férrea por el poder político en la antesala de la elección presidencial, el ambiente político se encuentra particularmente agitado por fuerzas que buscan posicionar a tal o cual opción (tan sólo ayer en el D.F. fue lanzada la plataforma política que busca impulsar al jefe de Gobierno de la Capital a la candidatura presidencial de la izquierda), y en ninguna de ellas (incluida la de ayer) se habla, ya no digamos de una restructuración del orden jurídico, sino del hacer respetar las leyes que ahora existen, la resturcturación pues, del estado de derecho, en donde las insituciones cumplan con sus obligaciones y los funcionarios hagan su trabajo en el marco de la legalidad, combatiendo todo tipo de corrupción, y no favoreciendo como ahora lo hacen, a determinados grupos factuales de poder en detrimento del grueso de la población a la que permiten cometer actos de corrupción aparentemente inofensivos para distraernos de sus propios abusos. 

No, no la hay y pienso que esa debería ser la diferencia.

La fórmula Juárez de justicia y gracia quizá prentendía demostrar que la aplicación de la ley debería ser igual hasta para los enemigos sin importar el poder de aquel que acudiera en su auxilio, pero al hacer la distinción graciosa a los cercanos, se abrió la posibilidad de desvirtuar el sentido de la misma para dar pie a un ciclo de corrupción del que nos ha sido prácticamente imposible liberarnos.

---Alexred---

P.S.
Un ciego que vive en Nezahualcóyotl,  después de pedirme ayuda para subirse a uno de los camiones de una ruta en Eje 3 oriente en la que canta para ganarse unas monedas, me preguntó un día después de las eleciones que quién había ganado en el Estado de México, a lo que respondí que según lo publicado, el PRI; enseguida exclamó, no sin gran júbilo, que qué bueno, porque el había votado por el PRI y eso significaba que le activarían su "tarjeta" porque eso le habían prometido que pasaría si ganaban, obvio, después de dársela y seguramente de asegurar su voto.
¡Qué chulada!

3 comentarios:

  1. Alex desde esa perspectiva la justicia se estaría impartiendo actualmente bajo la siguiente premisa: si es para los conocidos se aplica descubriendo la venda de los ojos de la justicia, si es para los desconocidos se aplica ciegamente.
    Y en mi opinión es que aquí es donde radica el problema del atraso en materia de justicia en nuestro país. pues según Dworkin una aplicación de la justicia mas igualitaria sería aquella en la que siempre se juzgue según la particularidad del caso, no solo para los conocidos sino también para los desconocidos.
    En nuestro país si un día te pasas un alto por descuido te infraccionan aunque seas un ciudadano modelo, tengas tu licencia vigente y todo en regla. igual que a un ciudadano que ya fue detenido conduciendo ebrio que debe tenencias. Se te juzga sin tomar en cuenta un curriculum ciudadano, sin valorar caso por caso. finalmente siempre existirá la subjetividad de los jueces como podemos apreciar en los veredictos de la Suprema Corte, pero estas decisiones se pueden acotar para limitar esta subjetividad al máximo.
    Cuando el ciego de la ruta sea tratado por la sociedad según la particularidad de su caso ya no tendrá sentido entregar su voto a cambio de algo que por derecho recibe.

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  2. Lo que estaría bueno saber es dónde diablos dijo o escribió Juárez García ese aforismo mafioso.

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  3. Lo que estaría bueno saber es dónde diablos dijo o escribió Juárez García ese aforismo mafioso.

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