miércoles, 4 de agosto de 2010

Un peligro para México... (I)

La campaña política en búsqueda de la presidencia de la República en el 2006, se llevó a cabo bajo un clima de terror y persecución política que si bien no era una práctica nueva, sí tuvo como características la inusitada violencia abierta en contra de la población; la también abierta participación, no sólo del aparato estatal sino directa del ejecutivo; la abierta y directa -palabras que encontramos como factor común durante este gris periodo- participación de la cúpula empresarial; y la participación de toda la clase política en contra de un sólo candidato, el cual -decían- significaba el regreso a prácticas económicas atrasadas que llevarían al fracaso económico al país, la pérdida de empleos y poder adquisitivo, una afectación directa a los intereses de los empresarios nacionales, un clima de terror político e inestabilidad social, un peligro para México, pues.

Vayamos por partes. Una campaña basada en infundir el terror en la población no era una práctica nueva, el último antecedente fue aquella campaña que llevo a Ernesto Zedillo (PRI) a la presidencia justo después del asesinato de Colosio y teniendo como marco el levantamiento armado en Chiapas iniciado el 1 de enero de 1994, mismo día que entraba en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. La campaña era clara, el país se volvería ingobernable sin el partido oficial, pues el PRI -partido en el gobierno con más de sesenta años en el poder y responsable de la situación reinante- era el único que tenía la experiencia para solucionar el desmadre que había, y el triunfo de cualquier otro partido condenaría al país y a su población al caos, al fracaso institucional, social y económico.

Sin embargo, y aquí entramos en el segundo punto, si bien el presidente era el fiel de la balanza en los movimientos generados en la simbiosis partido-gobierno, el trabajo electoral no lo hacía directamente él -por lo menos no de manera abierta- aunque si ponía toda le estructura estatal al servicio del candidato oficial incluyendo a sus operadores personales. El presidente era la cabeza del partido, pero sobre todo era la cabeza del Estado y ésta era una función de la cual, a pesar de todo, no podía desentenderse.

Por otra parte, la iniciativa privada jugaba siempre del lado del sistema, pues además durante mucho tiempo no le quedó alternativa, y el PRI, sabedores de que el sistema lo habían diseñado para que el poder político dominara al poder económico, siempre y cuando el régimen apoyara todo el tiempo al capital, y de que éste se beneficiaba cada sexenio de acuerdo al grado de aportaciones para el candidato oficial, pasaba la charola a los empresarios quienes obtenían el compromiso de evitar un régimen con tendencia social que afectara sus intereses económicos. Así funcionaba el sistema.

Por último, la escisión del PRI en 1987 que llevó Cuauhtémoc Cárdenas a la candidatura por la presidencia en 1988, a través de un gran frente opositor que aglutinó a gran parte de la izquierda en México, puso de manifiesto las debilidades del sistema, pero sobre todo el gran talante autoritario y antidemocrático del régimen que finalmente impidió que el Ingeniero pudiera acceder al poder y acabar con décadas de una presidencia auspiciada por el partido de los tres colores. En el 2000 sucedió algo parecido, pero los compromisos internacionales y el profundo desprecio de Zedillo hacia su partido trabajaron para lograr el triunfo de Vicente Fox y acabar hacía con la hegemonía priista en la presidencia.

El viernes las conclusiones...

---Alexred---

P.S.  La Suprema Corte de Justicia de la Nación dice que es independiente, imparcial y justa, y que sus tiempos no obedecen a los tiempos de la política y que sus resoluciones son estrictamente apegadas a derecho.




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