jueves, 12 de agosto de 2010

Un Peligro para México... (II)

El sexenio de Vicente Fox significó un retroceso importante en el proceso democrático en México y en el poder de la figura presidencial, de igual manera su sexenio se caracterizó por ser uno de los más corruptos en la historia del México moderno.

Desde su campaña presidencial, se hizo evidente que el candidato panista no tenía un proyecto de gobierno el cual llevar a cabo en caso de ganar las elecciones, lo que a la postre sucedió, sino el único objetivo claro era sacar al PRI de los pinos incluso, a patadas (Fox dixit), si era necesario.

Conseguido el objetivo primordial, durante su sexenio no pasó nada, no hubo reformas considerables, salvo aquella del IMSS que según se dijo aliviaría las finanzas -una vez más- del Instituto, lo que redituaría en un mejor servicio y mejor destino de los recursos para mejorar e incrementar su infraestructura. No hubo un crecimiento de la economía lo suficientemente importante para encauzar al país por una senda de desarrollo y crecimiento digamos, considerable. Vamos, no hubo seriedad en la acciones de un gobierno que incluso se declaró bicéfalo, contraviniendo la Constitución Federal y traicionando el voto de millones de personas que, desesperadamente buscaban un cambio después de tantos años de hegemonía, corrupción y crisis priistas.

Así, el aclamado cambio que sirvió de lema presidencial nunca llegó, por lo menos no para la mayoría que lo esperaba, ya por desesperación, ya por hartazgo, ya por ignorancia.  

Ante su notable incapacidad de gobernar, Fox se dedicó a desarrollar alianzas con los poderes fácticos que lo apoyaron en su campaña y a los que terminó por servir de tiempo completo; de igual manera,  encumbró a una nueva clase política y burocrática que se dio a la tarea de despilfarrar los multimillonarios recursos generados por los ingresos petroleros con la creación de plazas en la administración federal así como la obtención de prebendas que permiten los altos cargos en la administración pública -un ejemplo de esto último es el propio Felipe Calderón-, sin contar su propia riqueza personal creada durante su mandato.

Asimismo, el dejar de lado la acción de gobierno para la que fue elegido y dedicarse a sus negocios personales tuvo como consecuencia directa el creciente poder de los gobernadores, de los medios masivos de comunicación -sobre todo las televisoras-, de la enorme corrupción que caracterizó a su gobierno y del resurgimiento de los poderes locales, caciquiles, que en muchos lugares de la República no significó otra cosa que el comienzo de el encumbramiento de los líderes de los cárteles de la droga.

En este contexto, era natural que una figura como la de López Obrador, quién venía trabajando su imagen prácticamente desde que se convirtió en Jefe de Gobierno del Distrito Federal y que además, traía un discurso y programas de gobierno de acercamiento con la gente y se situaba del lado opuesto que el Presidente en el espectro político, se perfilara como serio  aspirante a la presidencia de la República, ganando además el apoyo de un número importante, y en franco crecimiento, de votantes a nivel nacional. 

Ahora sí, en la siguiente entrega las conclusiones.

---Alexred---

P.S. Los diálogos por la seguridad parecen monólogos, y qué tal el reclamo al Poder Judicial, ¿no se supone que hay separación de poderes en este país?

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