viernes, 25 de febrero de 2011

Operación distracción.

El 21 de abril de 1914, los marines ocuparon el puerto de Veracruz, en el contexto de la lucha del ejército Constitucionalista contra el ejército Federal, específicamente contra el gobierno del tirano Huerta, este hecho significó la segunda invasión estadounidense a México; el pretexto fue -y cito de memoria- un incidente con unos marinos borrachos en Tampico, fueron detenidos por autoridades de la localidad pues habían hecho algunas estupideces, su detención fue considerada como un acto de agravio por la marina gringa que solicitó como reparación moral que se ondeara la bandera de Estados Unidos en el puerto y se le rindieran honores con cañonazos y todo. Ante la negativa, la invasión. Según Adolfo Gilly, la representación de la nación fue tomada por Carranza, quien exigió al gobierno invasor la inmediata salida de sus tropas. 

El 15 de marzo de 1916, el general Pershing incursionó en el territorio mexicano con 12 mil hombres con la intención de encontrar al general Francisco Villa, quién apenas seis días antes había atacado la ciudad de Columbus, en la que representó la única invasión sufrida por el vecino del norte, y la única invasión latinoamericana hecha en ese territorio. Una vez más Carranza, ahora como presidente, tomo medidas serias e importantes, que desembocaron incluso en enfrentamientos entre el ejército federal, a su mando, y el ejército yanki.

En la época del México pos revolucionario -en el plano nacional- y en el marco de la Guerra Fría -en el plano internacional-, el discurso del aparato gubernamental mexicano fue de contención contra acciones estadounidenses lo que junto con los hechos históricos, sembró en la población un espíritu antiyanqui, sin embargo, documentos desclasificados y hechos públicos de agencias de inteligencia de ese país, revelan una estrecha colaboración de prominentes políticos -incluidos presidentes- con estas dependencias. Se manejaba pues, un doble discurso, al interior se fomentaba el nacionalismo necesario para la sobrevivencia del sistema y por el otro se cooperaba con la inteligencia estadounidense, también necesaria para su sobrevivencia. Si bien es una conducta hipócrita, no se puede dejar de ver la importancia y la necesidad de la cooperación con los estadounidenses.

En abril de 1990, fue secuestrado en Guadalajara y llevado a territorio Estadounidense el Doctor Álvarez Machain, ubicado por la inteligencia de ese país como participante en el secuestro y tortura del agente antinarcóticos de la DEA, Enrique Camarena en 1985 en la misma ciudad. En esa ocasión hubo una importante reacción del gobierno mexicano que involucró notas diplomáticas y acciones políticas y legales. Se comprobó que los agentes de la DEA estuvieron absolutamente involucrados en el secuestro de Álvarez Machain. 

A pesar del colaboracionismo, el gobierno mexicano se cuidó mucho de proteger en la forma (y en este país forma es fondo) la cuestión tan delicada referente a la soberanía y la importancia de mostrar al Estado en su conjunto, con capacidad para resolver esos problemas.

Hoy, el (¿)gobierno(?) de Calderón está enfrascado en un conflicto diplomático con el gobierno francés derivado de la detención, juicio y sentencia de una una ciudadana francesa  (Florence Cassez) en México, encontrada culpable por la autoridades mexicanas de secuestro y otras cosas. El problema no es banal, la defensa alega que el procedimiento estuvo viciado, hay que recordar que el flamante procurador general se le ocurrió la brillantísima idea de montar la captura de una banda de secuestradores que ya habían sido capturados, para la televisión, inaugurando así lo que en evidente tono de burla se ha dado por llamar García Luna Productions. Este hecho tiene per se, interesantes cosas para analizar, como el derecho de las personas a tener un juicio justo con un procedimiento igual de justo, qué es precisamente uno de los temas de la defensa, la violación de los derechos de la ciudadana francesa vulnerados por las ocurrencias mediáticas del procurador general (dice una compañera del posgrado, y pienso que no le falta razón, que como es posible que exijamos que se repongan los juicios a los connancionales condenados a muerte en los Estados Unidos por cuestiones de procedimiento, y este pasando lo que está pasando con este caso; vale la pena mencionar que sin embargo no se ha podido demostrar su inocencia. Complicado ¿no creen?)

Pues bien el presidente francés ha exigido que México cumpla con el compromiso adquirido en la Convención de Estrasburgo, en la que los países se comprometen a repatriar a las personas que tengan en sus cárceles purgando condenas, para que éstas sean cumplidas en sus países de origen. Sólo que Francia realizó una reserva que indica que ellos podrán adecuar las sentencias de acuerdo con sus leyes, dicha reserva no fue aceptada por México y esto ha resultado en la negativa de repatriar a Florence pues significaría que su castigo pudiera ser de mucho menos tiempo y podría salir en libertad en algunos años. En un contexto en el que el presidente de Francia esta teniendo problemas de política interior, el caso se ha convertido en un bandera nacionalista y ha sido llevado a los extremos que ahora todos conocemos, pues la posición del gobierno mexicano ha sido clara, puntual, contundente, en defensa de las instituciones mexicanas, y ha dejado muy en claro que no tolerará una presión como la que está tratando de ejercer el gobierno galo. Más si osare un extraño enemigo... Bien. Bien.

Sin embargo, y hay que decirlo, esto se ha convertido en una cortina de humo, que exalta los ánimos nacionalistas y patrioteros de los mexicanos, y que nos hace no ver, o no darle la importancia a la actitud entreguista y que a todas luces vulnera nuestra soberanía respecto de los estadounidenses. 

En el marco de primero de la guerra contra los terroristas, y ahora la "lucha" contra el crimen organizado,  los gobiernos panistas han otorgado concesiones que por muchas décadas, los priistas se negaron a otorgar, al menos formalmente. Hoy la política de seguridad nacional está sujetada a la política de seguridad nacional de los Estados Unidos, esta "guerra" que no era guerra y que ya no lo es formalmente, esta insertada en este esquema. El Plan Mérida ha significado la autorización de operaciones de inteligencia del aquel gobierno en este país y de la presencia activa en términos cualitativos y cuantitativos, de sus agentes.

Ya un subsecretario militar de aquel país, dijo hace unos días que ante la ola de violencia en México se ha considerado incluso iniciar operaciones militares en México, después se desdijo. El asesinato del agente especial Jaime Zapata ocurrido el 15 de febrero pasado, detonó una serie de reacciones y declaraciones entre las que destacan el anuncio de la participación directa de agentes estadounidenses en la investigación para encontrar a los asesinos.

Curiosamente, ayer el ejército presentó al presunto culpable y sus cómplices, en un acto de eficiencia sin comparación. 

¿La captura fue resultado de las inteligencia militar mexicana, o sólo presentó a los detenidos para no generar suspicacias? ¿Estamos ante la abierta participación de agentes estadounidenses en territorio mexicano? ¿Eso quiere decir que el gobierno de aquel país reconoce de facto la incapacidad del Estado Mexicano y su gobierno para actuar? 

Por otra parte abre otras interrogantes relacionadas con la situación local: ¿Acaso se necesita ser ciudadano estadounidense para que se resuelvan con tal eficacia los asesinatos de mexicanos en nuestro propio territorio nacional? Ahí está el lamentabilísimo caso de la familia Reyes Salazar.

Esto si es fuerte... y justo a un año de las elecciones federales.

Por eso en clase afirmé que me parecía que Sarkozy y Calderón estaban ya de acuerdo. La obra se llama Operación distracción.


---Alexred---

PS Esta semana regresó al aire Carmen Aristegui ¡Felicidades!

PS2 En el caso de la colisión entre las principales empresas de telecomunicaciones ¿dónde está la autoridad?

No hay comentarios:

Publicar un comentario