¿Qué pasa con la procuración de justicia en este país?
La respuesta es simple, mientras las procuradurías dependan directamente de los Poderes Ejecutivos, siempre van a responder a los intereses de los gobiernos en turno.
En efecto, cuando en otros países las procuración de la justicia es responsabilidad de los Poderes Judiciales, en México hay una clara subordinación al Ejecutivo disfrazado de pluralismo al hacer que la designación del titular deba ser aprobada por los congresos locales, en el caso de las entidades federativas, y en el Senado de la República, en el caso del Procurador General de la República.
Esta situación permite tener un buen margen de maniobra política y por supuesto, permite la corrupción a gran escala, siendo el conjunto un rasgo fundamental del sistema en nuestro país: la corrupción y manejo político de los asuntos jurídicos; así tenemos por ejemplo, que hay tribunales como el de los Contencioso Administrativo, el Fiscal, Agrario, o las juntas de concialición y arbitraje, que dependen del Poder Ejecutivo y no del Judicial.
Sin embargo, cabe preguntarse si valdría la pena colocarlos en la órbita del Poder Judicial –también a las procuradurías- que no obstante, teniendo como ejemplos al Tribunal Electoral y a la Suprema Corte, ha demostrado una clara inconsistencia en sus fallos que también ha mermado la credibilidad del grueso de la población en cuanto a su independencia y autonomía respecto de otros poderes –incluidos aquí los que el maestro Pablo Casanova señala como poderes reales-.
Quedaría entonces otorgarles la autonomía; de hecho, una de las propuestas de reformas institucionales, presentadas por el presidente y los partidos políticos en el periodo recién concluido en el Congreso, propugna por hacer de la PGR un órgano autónomo, en donde el Senado sea en quien recaiga la responsabilidad de nombrar al titular eliminando cualquier competencia al respecto del Poder Ejecutivo.
En mi opinión, cualquiera que sea la salida –ya sea la autonomía o la inclusión dentro del Poder Judicial-, antes debe suceder una profunda reforma política, que siente las bases sobre las cuales se instale un sistema político bien definido, y establezca claramente las competencias de cada uno de los poderes. Sin esto, estaríamos estableciendo nuevos campos de acción sobre el sistema corrompido en que nos encontramos actualmente y que crea enormes vacíos de poder, y en este sentido debemos recordar que en política tales vacíos no existen, lo que significa que siempre habrá un abusado que se aproveche de los mismos.
Mientras tanto seguiremos siendo testigos de casos como el del “góber”, el del aborto en la Ciudad de México, el extraño caso de los colchones asesinos en el Estado de México, los niños quemados en la guardería en Sinaloa, o el último: el productor de televisión estadounidense que se le escapó (también) misteriosamente a la procuraduría quintanarroense.
Puras chuladas
---Alexred---
P.S. Que tal el inocuo viaje de Calderón, recibió aplausos (27 veces) y unas palmaditas en la espalda, y solicitó se apruebe una ley contra la venta de armas, que por lo demás es un derecho consagrado en la constitución estadounidense.
El resultado ha sido por demás elocuente: el enojo de los republicanos y el envío de 1200 soldados más de la Guardia Nacional ordenado por el mismo Presidente Obama.
¿Acaso pensaba Calderón que los congresistas allá si le harían caso?