miércoles, 2 de junio de 2010

Sobre el sistema de partidos I

Soy un defensor del sistema de partidos, y los soy porque es una tendencia internacional que representa –o debería de hacerlo- una oportunidad para que la población, de manera organizada y controlada acceda al poder.

Pero me refiero aquí al control no en el sentido de una clase o sistema controlando a la población en general y su relación con el poder, sino en el sentido de sometimiento institucional a reglas claramente establecidas a manera de filtro, que permitan saber perfectamente cuales son las plataformas políticas de determinados grupos, su ideología, el origen y destino de los recursos públicos con los que cuentan, el origen de los recursos privados en caso de contar con ellos, donde se conocen perfectamente quienes son sus militantes y de donde provienen, en fin este tipo de situaciones que sin partidos políticos sería más difícil conocer. Éstas son parte de las funciones que tienen los partidos políticos, que además forman cuadros para cuando sea el momento puedan gobernar y administrar, reitero pues, son el medio para acceder al poder.

En México, se creó en el año de 1929 un primer partido político –el Partido Nacional Revolucionario-, una especie de confederación nacional de partidos que buscó aglutinar a todas la fuerzas políticas revolucionarias para institucionalizar el cambio de gobierno y eliminar los conflictos armados que se daban cuando alguno no estaba conforme por no ser el elegido para ocupar tal o cual posición de poder.

Más tarde, con el callismo desterrado –literalmente- y con la primera elección tersa y controlada por el partido, el General Cárdenas, toma el control del mismo, y modifica su estructura aglutinando otros sectores como el campesino y el obrero, atando así el fortalecimiento de la institución presidencial al control presidencial del partido –ahora llamado Partido de la Revolución Mexicana- y al control de las masas a través del corporativismo integrado al mismo. No hay que olvidar que se tienen los ejemplos en Europa de los partidos fascistas que son de masas y totalizadores.

Una vez institucionalizados los cambios en el gobierno a través del fortalecimiento de la figura del Presidente, se da el último cambio de forma y fondo al partido, por una parte, se denomina ahora Partido Revolucionario Institucional conformado por tres sectores principales: el campesino, el obrero y el popular, eliminando de su seno a los militares.

Así transcurrieron décadas, en las que para acceder a cualquier cargo público se le debía una obediencia irracional al presidente y al partido –ahora una extraña representación del control del partido comunista y su burocracia sobre la poderosa URSS-. Sólo el Partido Acción Nacional, creado en 1939 como partido de notables figuraba en el escenario. Los demás que surgieron con posterioridad o eran muy pequeños o estaban proscritos y cualquier intento de rebelión electoral era inmediatamente sofocada por la estructura del partido del Estado y por el Estado mismo –línea que ya no se establecía con claridad-.

Los acontecimientos del año 1968 marcaron una profunda ruptura con el sistema, los estudiantes universitarios de clase media –su orgullo- reclamaban un trato diferente y una apertura democrática del sistema, sólo recibieron represión, plomo, de un sistema que no sabía como reaccionar. Estos hechos significaron el inicio del desmoronamiento del sistema unipartidista que sin embargo, tardó en reaccionar, pues no fue sino hasta 1976 que planteó una reforma al sistema político otorgando mayor representación al sistema de partidos.

El sábado la siguiente parte.

---Alexred---

P.S. Las palabras que describen un México que no existe que hemos escuchado del presidente ahora en boca del seleccionador nacional de fútbol, cuya familia por contrato con la FEMEXFUT vive en Estados Unidos para no arriesgarla debido a la violencia e inseguridad que se vive en México: congruencia y demagogia pura.

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