sábado, 5 de junio de 2010

Sobre el sistema de partidos II

No hay peor imagen para un sistema autoritario que la de parecer un sistema autoritario. En 1976 el candidato del PRI -y por ende, sucesor designado por el presidente en turno- fue José López Portillo, quien tuvo la característica principal de haber contendido solo en las elecciones presidenciales e ese año.

A partir de ahí, se comienza a gestar una reforma política gradual, que sin embargo, cada impulso importante era dado debido a una ruptura política al interior del partido, o a alguna movilización social importante, como lo fueron las ocurridas después de los temblores que devastaron la Ciudad de México en 1985, que en opinión de la mayoría de los analistas, este hecho se ubica como la génesis de la reforma política que culminaría con el arribo de Cuauhtémoc Cárdenas como Jefe de Gobierno del D.F. y el reconocimiento parcial de derechos políticos a los ciudadanos de la capital en 1997.

Esta etapa del proceso, culminó con la reforma política que dotó de instituciones de control electoral, sacando de la órbita del ejecutivo la organización de las elecciones, y al mismo tiempo, amplio la representación de los partidos políticos en el Congreso en dos vertientes, en la de el número de partidos y en la del número de sus representantes, culminando también con la elección de 1997 en donde por primera vez en la historia el PRI perdió la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados. De igual manera durante este periodo se crean instituciones de carácter autónomo como la Comisión Nacional de Derechos Humanos -el mismo IFE-, que en esencia deberían ser un coto de representación ciudadana.

Todos estos acontecimientos fueron trasladando parte importante de las decisiones que tomaba el ejecutivo a la esfera del legislativo, dotando de mayor poder a los grupos parlamentarios en ambas Cámaras y, por consecuencia a los partidos políticos; asimismo, al perder control y poder el ejecutivo federal, sus contrapartes locales -los gobernadores- comenzaron a tomar el control de los sus respectivos partidos lo que les dio una gran influencia a nivel federal en el seno de los mismos.

El cenit del debilitamiento de la figura presidencial lo representa el sexenio de Vicente Fox, que no obstante participó de forma activa para impedir que un gobierno de "izquierda" lo sucediera, sus resultados como responsable de la administración y conducción de la política nacional son por decir lo menos, malos.

Como hemos afirmado en este espacio, el poder no permite vacíos y los partidos políticos, a través de sus representantes en el Congreso, comenzaron a tomar control formal de varios aspectos como repartir por cuotas partidistas los espacios destinados a los ciudadanos -los consejeros electorales en 2003 por ejemplo- o trasladar las funciones que antes tenía la Secretaría de Hacienda en cuanto a repartición del gasto público -su planeación- a su propia esfera.

El Martes las conclusiones.

---Alexred----

P.S. ¿Día de luto nacional? ¡Qué POCA MADRE!

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