La semana pasada en este espacio afirmé que la contienda electoral por el 2012 había comenzado. Pero en últimas fechas he escrito también, que en este contexto, el grupo que se hizo del gobierno federal en 2006 no está dispuesto a dejar el poder, y que las diversas acciones que van desde la misma forma de llegar a éste hasta las diversas acciones emprendidas en el marco de la guerra -que no era guerra- contra el crimen organizado, rebautizada muy convenientemente en tiempos electorales como "lucha contra el crimen organizado", pero que sin embargo, en la práctica no deja de hacer lo mismo con las mismas técnicas, los mismos métodos y sin estrategia clara, son una clara muestra de tal objetivo y muestra el talante autoritario de todos los actuales responsables de la conducción formal de la política nacional.
Como bien sabemos, las cosas no han sido fáciles para este gobierno -y de esto, ellos son los únicos responsables-, el tropiezo electoral sufrido por el partido del gobierno en las elecciones celebradas el año pasado, así como el previsible fracaso en todas las elecciones programadas para este año, lo han orillado a efectuar acciones tendientes a tratar de apuntalar a sus candidatos, que en muchos casos son coaliciones con el PRD con candidatos de origen priista.
Al mismo tiempo, a pesar de haber presentado su nueva "estrategia de lucha contra el crimen organizado", ha decidido endurecer su discurso y sus acciones, manteniendo así a la población en un estado de terror permanente, que busca inhibir su participación política; como ejemplo de esto podemos mencionar el misterioso caso de la desaparición de Diego Fernández de Cevallos, uno de los personajes más poderosos en este país -tema del que ya hemos hablado también en este espacio-, y de las recientes declaraciones del Secretario de Gobernación en el que acusó a los titulares de las comisiones de derechos humanos y a los defensores de tales derechos, de servir de "tontos útiles" del crimen organizado.
En este contexto es que hay que ubicar ahora el asesinato del candidato a gobernador por el PRI en Tamaulipas, sucedido ayer. Lo más fácil ahora es decir, de primera instancia que es un acto del crimen organizado, lo que no deja de ser grave y confirma el error, la falta de estrategia gubernamental en esta falsa lucha, que tiene sumido al país en esta espiral sinfín de violencia; sin embargo, tal asesinato se da en el marco de la "guerra sucia" electoral que busca evitar el naufragio calderonista-panista-perredista previsto para esta temporada de elecciones.
¿Qué sigue? ¿Acaso la cancelación de las elecciones? ¿O tenemos la mesa puesta para que nos den una dosis más alta del ejército en las calles, en la policía, en la política, en las elecciones?
En cualquier caso, este crimen se suma a la lista de crímenes políticos en este sexenio y pone en una situación complicada la situación política nacional.
---Alexred---
P.S. ¿Cuántos de ustedes creen que el Vasco Aguirre, previo pago -muy buen pago-, se dejo utilizar y ahora ha sido desechado, tirado a la basura, solo, por el poder político y el poder mediático y sus personeros en la FEMEXFUT?
Me parece que el gobierno habla mucho y hace poco y la supuesta lucha por el narcotráfico no nos está llevando a nada, más que a más violencia, señal de que hay un gobierno que se está desmoronando y que no tiene ningún control
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