martes, 24 de noviembre de 2009

Los sueldos en México.

En México todos sabemos -sufrimos- que los salarios son de miseria. El salario mínimo que por mandato constitucional debería asegurar una vida digna no alcanza para comprar un kilo de huevo, pan, leche y jamón juntos. Este es otra señal de nuestro atraso y subdesarrollo, hemos sido condenados a vivir de la maquila y hasta en eso dejamos de ser "competitivos".

Pero en México, aún en esto de los salarios hay niveles, divisiones y subdivisiones; no es lo mismo un conserje o una secretaria que trabaja en la iniciativa privada a otros que trabajen para el gobierno e incluso estén sindicalizados. Los primeros casi seguramente estarán contratados por un outsourcing, y los segundos disfrutan de prestaciones que van muy por encima de la ley.

El viejo sistema se instaló sobre los ideales revolucionarios en los que la garantías y los derechos laborales ganados tras grandes luchas le otorgaban legitimidad.

Sin embargo, con el ingreso de México al neoliberalismo económico y su mundo globalizado; a las grandes crisis económicas generadas por nuestra gran dependencia de los ingresos petroleros; nuestra absoluta falta de competitividad; y al arribo al poder de la tecnocracia que aún nos (des)gobierna, los salarios en México y las condiciones laborales han venido decreciendo cada vez más, y la ley es ignorada en las relaciones laborales -como en casi todos los demás ámbitos-.

Por otra parte, sectores de la burocracia mexicana disfrutan de periodos largos de vacaciones, mejores, salarios, seguros médico, de gastos mayores, de vida, etcétera; si eres sindicalizado, practicamente tienes asegurado el trabajo por el resto de tu vida, y aunque los sindicatos y sus líderes estén al servicio del gobierno en turno, éste a través de los años les otorgó una serie de concesiones para mantener a esa burocracia a su lado.

Hoy vemos como la opinión pública en general, ataca las prestaciones de los trabajadores de Luz y Fuerza, por ejemplo, y ya no importa nada más. No importa que el gobierno haya sido el administrador, que los salarios de los funcionarios fueran exorbitantes, que la luz que compraba a precio caro a CFE la tuviera que vender más barata... Es cierto, el servicio era pésimo, sin embargo, esa opinión pública de la que hablo, quisiera que todos tuviéramos sueldos de miseria.

Luchamos contra nosotros mismos, en lugar de buscar competitividad y eficiencia en las empresas públicas y en general, todas las oficinas gubernamentales, denunciamos "los privilegios" de los burócratas y lo hacemos porque nos molesta que el de a lado haga lo mismo y gane más, en vez de luchar por alcanzar ese nivel: queremos igualdad pero pa'bajo cuando lo público debiera ser más eficiente y lo privado más equitativo.

No voy a hablar ahora sobre los sueldos de la "alta burocracia" que por decir lo mismo resultan ofensivos en un país en que la pobreza sigue aumentando, y los resultados no justifican el gasto con el que los mantenemos.

¿Cuánto más vamos a aguantar?

---Alexred---

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