viernes, 2 de octubre de 2009

El regreso III

A partir de la derrota del presidente Fox y su partido en las elecciones federales intermedias, la posición del PRI en el gobierno parecía estar como en sus mejores tiempos. El presidente abiertamente los invitaba a cogobernar, y a partir de aquí incluso fuimos testigos de como se le entregaban concesiones importantes (recordemos la reelección del Gobernador del Banco de México y las participaciones en los ingresos petroleros de los gobernadores) incluyendo una paulatina reivindicación de la figura del expresidente Salinas -situación que no estuvo exenta de claroscuros tales como, por un lado, la misteriosa muerte de uno de sus hermanos, y por el otro, la liberación de su hermano Raúl-.

Es con este cúmulo de poder en pleno renacimiento, que el PRI fue víctima de sus propias prácticas. La pugna en entre la lideresa del magisterio, a la sazón secretaria general y coordinadora de la bancada en la Cámara de Diputados, y el presidente del CEN del PRI, Roberto Madrazo -acusado por no pocas personalidades del partido, de utilizar su cargo como plataforma para obtener la candidatura presidencial en perjuicio del propio partido-, puso al descubierto una gran fractura al interior del Revolucionario Institucional, que devino en la expulsión de aquella del partido y una encarnizada pelea interna entre los precandidatos a la presidencia de la República y el propio Madrazo.

Así, inmerso en sus pugnas internas, y enfrentando una crisis de imagen ante la sociedad, peor que la que lo llevó a perder las elecciones del 2000, el partido fue incapaz de plantear una estrategia efectiva ante la creciente figura de López Obrador.

Al final, Madrazo se quedó con la candidatura presidencial pero el costo fue muy alto. La lucha interna había dejado un saldo desfavorable para el partido en general y para Madrazo en particular, ya que, por ejemplo, fue evidente que en el uso de las peores prácticas para descalificar a sus adversarios, se puso al descubierto un gran escándalo acerca de un presunto enriquecimiento ilícito por parte de uno de los precandidatos; asimismo, la maestra Gordillo echó andar todo un plan para boicotear la candidatura del PRI e incluso se alió con Vicente Fox y el candidato del PAN para favorecer a éste último, convirtiéndose en un factor determinante en los comicios presidenciales en 2006.

El resultado habla por sí solo: 104 diputados federales -es decir la tercera fuerza política nacional-, 33 senadores -lo que representó haber perdido por primera vez el control de esta cámara-, y el 22.26% por ciento de la votación para presidente -un tercer lugar muy lejano en la competencia-. Con estos resultados todo parecía indicar que el partido estaba acabado... una vez más.



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