viernes, 16 de octubre de 2009

A río revuelto...

Cuando sucedió la contingencia por el problema de la influenza el presidente ordenó: enciérrense, y todos -al menos la gran mayoría y, en muchos casos, porque finalmente no hubo a donde ir- nos encerramos. Fue una demostración de fuerza y de poder que no le habíamos visto al gobierno en general y a Calderón en particular.

En esos días, yo le expresé mi preocupación a un buen maestro y amigo de la Facultad, en el sentido de que había que observar con mucho cuidado la situación ya que, si el ciclo normal de un poder sexenal es mucho poder al principio, llegando éste a su cenit en las elecciones federales intermedias para, a partir de aquí dicho poder comience su descenso; y si lo que estábamos viendo era un ciclo desfasado ya que, en el caso de este sexenio, el presidente había comenzado con poco o nulo poder -por aquello del grave conflicto poselectoral- y justo a la mitad comenzaba a dar signos de control y poder, qué podíamos esperar con un presidente que al final de su mandato en vez de un poder naturalmente disminuido tuviera un gran poder.

Sin embargo, pronto salieron a relucir una serie de graves equivocaciones que dejaron al descubierto, para una buena parte de la población, que se había hecho un mal manejo de la contingencia, situación que devino en una mala imagen gubernamental -otra vez-; y después llegaron las elecciones, con el resultado de todos conocido, y que devolvió al presidente al lugar en el que se encontraba respecto al poder acotado (¿recuerdan el dicho aquel que hacía alusión a la llamarada del petate?)

Hoy, la percepción es que el Presidente no gobierna, que el PAN necesariamente va a dejar la presidencia, y que a ésta regresará a ocuparla el PRI, entre otras muchas causas porque la izquierda se encuentra dividida y ocupada en sus propias indefiniciones.

A la luz de este contexto, la manifestación de ayer reviste una gran importancia porque ha hecho que varios de esos grupos de izquierda que se encontraban digamos desperdigados, converjan y el gobierno les ha dado el motivo que necesitaban para unir esfuerzos, el pretexto necesario para organizarse y presentar una propuesta de lucha común.

En otra palabras, Calderón que se ha ocupado en apagar a esa izquierda toda -tanto la que asume que éste le arrebato la presidencia, como aquella buena onda, colaboradora, pasando por la izquierda culta y la radical- ha sido el mismo que la ha dotado de armas políticas ¡para que se reorganice tan solo por haber firmado un decreto!

Yo le voy a dar crédito al gobierno, pienso que ante la inevitable debacle gubernamental del PAN, o dicho de otra forma, el "tan cantado" ("aclamado" "anunciado" "trabajado" "arreglado") regreso del PRI, el presidente y su equipo -mejor dicho colaboradores- han decidido heredar un país envuelto en el caos total: crisis económica; mercado contraído; malestar en la sociedad por la excesiva carga tributaria, por el desempleo, por la pobreza; una desesperada "guerra" contra el narcotráfico; y ahora, una izquierda enardecida y organizada. De esta manera, no se las deja tan sencilla, y si llegamos al 2012 con este ambiente, en una de esas alguien se descuida y nos aplican la del 2006: otro 0.5%.

Total, a río revuelto ganancia de pescadores...

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